Claudio Bravo sigue humillando a Lucas Biglia incluso seis años después

Con un buen presente en el Real Betis, Claudio Bravo está viviendo muy fuerte aún su carrera como futbolista a sus ya 39 años. Y si bien sus mejores momentos ya pasaron, aún tiene mucho que entregar. El portero es para muchos uno de los mejores, o el mejor arquero de la Selección Chilena por su nivel y los dos trofeos que ganó.

Hablamos de la Copa América de 2015 y la Centenario de 2016. Sin embargo, para él no todo fue de color de rosas. En las confesiones de The Player's Tribune, el ex Barcelona reconoció cómo estuvo en la segunda de las mencionadas, reconociendo que venía saliendo de una lesión y que su hija tenía problemas de salud, por lo que su cabeza estaba en otro lado y los primeros duelos jugó muy mal.

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Sin embargo, afirma que cambió el chip en cuartos de final y semifinal, donde no le metieron goles, pues era el capitán y tenía que estar a la altura. Por eso, la prueba de fuego vino en la tanda de penales de la final ante Argentina. Aquí Bravo se dio el tiempo de explicar justamente lo que él vio ese día en los ojos del último futbolista rival que iba a patear.

“Había visto partidos de los ejecutantes en situaciones de presión, porque cuando es tan fuerte, los jugadores suelen repetir lo que venían haciendo. Me acuerdo del penalti de Lucas Biglia, el último. Había visto los últimos 8 que había pateado, así que cuando vi que arrancaba desde la mitad de la cancha, lo supe. Ya había hecho la parada antes de que él ejecutara”, aseguró tajantemente.

El desahogo de Claudio

El ex Colo-Colo se abrió completamente y reconoció que esta copa fue importante para él, y que mientras corrían celebrando en la cancha se rompió a llorar: “Como padre, había estado miles de kilómetros lejos de mi hija. Como jugador, había sido el capitán de toda una nación, de 18 millones de chilenos. Ahora todo este peso se había ido de encima, y yo simplemente me derrumbé".