Por Santiago Rojas

No es fácil ser un volante joven a día de hoy en la selección chilena. Como también pasa en Brasil y Argentina con los delanteros, con grandes talentos como Paulo Dybala, Lautaro Martínez o Antony que tienen que comer banca, en Chile ha pasado una situación similar, en menor escala, con los mediocampistas.
A pesar de que grandes promesas como Erick Pulgar, Tomás Alarcón y Marcelino Núñez han emergido como jugadores del recambio, y han tenido la oportunidad de serlo, otros han quedado relegados a roles secundarios, teniendo que convivir con la drástica realidad de ser convocados pero no sumar minutos.
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Tal es el caso del volante del Genoa, en préstamo en el Cremonese de la Serie A, Pablo Galdames, quien llegó al colista del fútbol italiano con la misión de comandar la salvación y, de paso, volver a sumar créditos para jugar con la selección chilena, una con la que hace rato no suma minutos y menos titularidades.
Aunque apenas tiene 26 años, algo llamativo en la carrera de Galdames, hijo del homónimo jugador de Unión Española y la selección chilena, el también formado en Santa Laura recibe una importante cantidad por su rol en el calcio, con un sueldo que alcanza casi los 50 millones mensuales por sus servicios.
Aunque depende mucho del paladar del técnico Eduardo Berizzo, y las lesiones y momentos de los demás volantes de ‘la Roja’, una posible vuelta de Galdames a la medular de la selección chilena se ve, por lo menos, difícil, con la presencia de alternativas como Diego Valdés, Marcelino Núñez, y los aún jóvenes talentos de la U, Osorio y Assadi.

01/04/2025

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31/03/2025

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