Liga Chilena

Mauricio Pellegrino no lo aguanta más, el gesto que explica su suplencia

Mauricio Pellegrino siguió con inédita intensidad el duelo ante Audax Italiano.

Por Santiago Rojas

Mauricio Pellegrino siguió con inédita intensidad el duelo ante Audax Italiano.
Mauricio Pellegrino siguió con inédita intensidad el duelo ante Audax Italiano.
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Se sabía que era un partido muy importante para Mauricio Pellegrino y así se vio desde el minuto uno. Al entrenador argentino no se le había visto así de activo al borde del terreno de juego como estuvo hoy en la visita de su escuadra a Audax Italiano, donde se terminaron imponiendo por un trabajado 2 a 1.  

 

El partido comenzó con errores en ambas áreas que los envió al descanso con un 1 a 1 y también con un expulsado por equipo. Matías Zaldivia vio la roja tras cometer una falta como último recurso producto de un balón perdido por él mismo. En Audax, Osvaldo Bosso le dio un inentendible planchazo a Marcelo Morales.  

En el segundo tiempo los azules consiguieron la ventaja a los 74 minutos, en una jugada más bien fortuita que se generó por derecha y terminó con el balón servido para que Cristian Palacios lo empujara a la red solo dos minutos después de haber ingresado. El entrenador había sacado sorpresivamente a Leandro Fernández y Lucas Assadi, los mejores del equipo.

Después de conseguida la ventaja, el equipo dirigido por Mauricio Pellegrino se echó atrás a esperar que avanzara el reloj y jugar con la ansiedad de los itálicos, que con la derrota se quedaban aún más en el fondo de la tabla. A los 90 minutos, Pellegrino ordenó el ingreso de Ignacio Tapia por Nicolás Guerra, para protegerse de los últimos balones aéreos.  

 

El gesto que explica suplencia de Ignacio Tapia

Entre los descuentos y minutos extras añadidos se jugaron casi 10 minutos, un tiempo que Mauricio Pellegrino sufrió mucho principalmente porque Ignacio Tapia, recién ingresado, nunca pudo entender su ubicación en la cancha. Prácticamente no pudo rechazar ningún balón aéreo por su desorden. Pellegrino no le tuvo paciencia y le indicó con un dedo en la cabeza que se concentrara.  


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